Una de fados
Ayer por la noche, en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián, se produjo una sucesión de momentos mágicos.
El primero tuvo lugar cuando un Carlos Saura totalmente sorprendido, recogía una Concha de Oro Honorifica a toda su trayectoria que le entregaba el Festival de San Sebastián. Este galardón sólo lo había recibido Luis Buñuel, en 1981.
El segundo momento lo protagonizaron los actores y bailarines de su última película: "Fados" desde la pantalla. En la película, el director recoge la historia del fado desde su creación a principios del siglo XIX hasta la actualidad, con variantes que incorporan el rap y el flamenco. Aunque está rodada en un estudio de Madrid, Saura consigue recrear perfectamente el espíritu fadista apoyándose en elementos muy visuales, danza, sedas de color, movimiento y espejos que forman la imagen nostálgica y bellísima de Lisboa que todos tenemos en la cabeza.
El tercer momento, lo protagonizaron Carlos Saura desde un palco, quien observaba emocionado y risueño la escena, y los tres actores principales de "Fados", Mariza, Camané y Carlos do Carmo, en un actuación bellísima, desgarradora y poética que nos robó el corazón a los afortunados que tuvimos la oportunidad de asistir.
Hoy he oído que el fado es la banda sonora de la nostalgia pero ayer por la noche, lo desconocía y unos cuantos amigos salimos con los ojos llorosos y el alma encogida del teatro, tan gratamente sorprendidos como Saura al recoger su premio.
El primero tuvo lugar cuando un Carlos Saura totalmente sorprendido, recogía una Concha de Oro Honorifica a toda su trayectoria que le entregaba el Festival de San Sebastián. Este galardón sólo lo había recibido Luis Buñuel, en 1981.
El segundo momento lo protagonizaron los actores y bailarines de su última película: "Fados" desde la pantalla. En la película, el director recoge la historia del fado desde su creación a principios del siglo XIX hasta la actualidad, con variantes que incorporan el rap y el flamenco. Aunque está rodada en un estudio de Madrid, Saura consigue recrear perfectamente el espíritu fadista apoyándose en elementos muy visuales, danza, sedas de color, movimiento y espejos que forman la imagen nostálgica y bellísima de Lisboa que todos tenemos en la cabeza.
El tercer momento, lo protagonizaron Carlos Saura desde un palco, quien observaba emocionado y risueño la escena, y los tres actores principales de "Fados", Mariza, Camané y Carlos do Carmo, en un actuación bellísima, desgarradora y poética que nos robó el corazón a los afortunados que tuvimos la oportunidad de asistir.
Hoy he oído que el fado es la banda sonora de la nostalgia pero ayer por la noche, lo desconocía y unos cuantos amigos salimos con los ojos llorosos y el alma encogida del teatro, tan gratamente sorprendidos como Saura al recoger su premio.